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V ULTRAMARATONA DE RIO – 24HS- 14 Y 15 DE JULIO DE 2012



Y corrí de la misma manera la V Edición de la Ultramaratona de Rio: sorprendiendome, avanzando, retrocediendo, divirtiendome, aburriendome, sintiendome fuerte, sintiendome débil. Desarmé la estrategia y la volví a inventar al mismo tiempo que batallaba conmigo misma. No sé si Gustavo percibió mi sonrisa cuando me gritó: “Segu no hagas locuras”. Y salió lo que salió: un tesoro más, que guardo en el corazón para siempre, y para la gloria de Dios, para los que quiero, para los que están siempre, para los hijos, los amigos, los que me ayudaron a llegar, los que me sostienen de todas las maneras: El resultado de estas 24 horas fueron una obra de arte. Asi salió. Está a la luz de todos, para disfrutarla, criticarla, levantarla al cielo, ignorarla…pero es irrepetible, única.
 Los tiempos logrados, los premios, una anécdota sabrosa, pero nada más que eso. La experiencia acumulada es la verdadera gloria. Vencer los miedos, saberse valiente, saberse estúpido, sentirse vivo, pleno, saludable. Reir hasta el final y querer vomitar de vez en cuando. Recibir ayuda, decir gracias.

 Al ver el mismo dibujo durante un día completo, descubrí que cada vuelta tenía algo diferente. Una vuelta era el mar, otra vuelta era el cielo. Las horas que iban pasando, le daban colores distintos, y sin embargo yo estaba en el mismo lugar girando y girando.


Hay algo que está claro por lo menos para mí. No hubiera logrado prepararme sin el apoyo incondicional de mi Profe Cristian Caceres, que me acompañó en mis ganas de experimentar y de Marcelo Gotti. No hubiera podido llegar a la línea de largada, sin los cuidados del Doctor Rodrigo Roggiero, y el Doctor Pelaez. No hubiera podido crear (correr) de tal manera sin el despliegue de una impecable Organización. No hubiera podido batallar de tal manera, sin la solidaridad de una gran ultramaratonista como lo es Monica Otero. No hubieran sido tan seguras mis pisadas, sin Claudia y Juan de Pro Run.
No hubiera protegido bien mi cuerpo, sin el apoyo de Sergio Siadore ni de Makalu, ni de All Sport. No hubiera sido lo mismo sin el apoyo incondicional de la Dirección de Deportes de La Plata y de mi lugar en el mundo Los Hornos. No hubiera disfrutado tanto sin mi amigo Gustavo Caporizzo. No hubiera podido lagrimear sin la certeza que Luz, Juli y Lucky estaban tan cerca de mí con sus corazones. No hubiera peleado hasta el final, sin el aliento de TODOS los afectos. No hubiera podido correr 145,960km (364,90 vueltas), si no hubiera recordado a cada instante los ultrafondos 
                                                  con el apoyo de mi querido Grupo de Entrenamiento Sergio Siadore.
Todo esto parecería una fórmula matemática, pero no lo es. Es voluntad de logros, es trabajo, es respeto, es correr ultra…es una bendición.



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